Jamie y Dakota lucieron sus espectaculares cuerpos en la playa. Dakota fundada en un bikini de D&G color amarillo y Jamie en una bermuada azul y con un cuerpo de dios griego.
La escena que filmaron corresponde a las primeras del libro de Cincuenta Sombras Liberadas.
Levanto la vista para mirar a través de las rendijas de la sombrilla de brezo y admiro el más azul de los cielos, un azul veraniego, mediterráneo. Suspiro satisfecha. Christian está a mi lado, tirado en una tumbona. Mi marido, mi sexy y guapísimo marido, sin camisa y con unos vaqueros cortados, está leyendo un libro que predice la caída del sistema bancario occidental. Sin duda se trata de una lectura absorbente porque jamás le había visto tan quieto. [...]Son los últimos días de nuestra luna de miel y estamos haraganeando bajo el sol de la tarde en la playa del hotel Beach Plaza Monte Carlo de Mónaco, aunque en realidad no nos alojamos en él.
—Tenía la esperanza de que quisieras darme más crema solar —le digo haciendo un mohín muy cerca de sus labios. [...]—La modestia le sienta bien, señora Grey. Vuélvete. Voy a darte crema en la espalda.Sonriendo, me doy la vuelta y él me desata la tira trasera del biquini obscenamente caro que llevo.—¿Qué te parecería si hiciera topless como las demás mujeres de la playa? —le pregunto.—No me gustaría nada —me dice sin dudarlo—. Ni siquiera me gusta que lleves tan poca cosa como ahora. —Se acerca a mí inclinándose y me susurra al oído—. No tientes a la suerte.
Mmm… Me tumbo boca arriba y, tras pelearme un poco con los tirantes, me quito la parte de arriba del biquini y la dejo caer despreocupadamente sobre la tumbona de Christian. Para que vea lo descarada que puedo ser, señor Grey… ¡Ahora chúpate esa! Cierro los ojos y dejo que el sol me caliente la piel y los huesos…
—¿Qué diablos crees que estás haciendo? —grita Christian, despertándome de ese sueño tan placentero.
Está de pie, mojado y hermoso, a los pies de mi tumbona mirándome fijamente.
¿Qué he hecho? Oh, no… Estoy boca arriba. No, no, no. Y él está furioso. Mierda. Está hecho una verdadera furia.[...]
Cuando se marcha la camarera, Christian coge su libro y su BlackBerry y oculta su furia detrás de sus gafas de sol espejadas de aviador. Echa chispas por la tensión y el enfado.
Agarrándole con fuerza, consigo sentarme detrás de él sin caerme al agua. Taylor y los gemelos suben a la lancha. Christian empuja con el pie la moto para separarla del muelle y esta se aleja flotando suavemente.—Agárrate —me ordena y yo le rodeo con los brazos. Esta es mi parte favorita de los viajes en moto acuática. Le abrazo fuerte, con la nariz pegada a su espalda, recordando que hubo un tiempo en que no toleraba que le tocara así.[...] Christian gira la llave en el contacto y la moto cobra vida con un rugido. Con un giro del acelerador, la moto da un salto hacia delante y sale del puerto deportivo a toda velocidad, cruzando el agua oscura y fría hacia el puerto de yates donde está anclado el Fair Lady.
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La esposa de Jamie, Amelia tamién estuvo en la locación conviviendo con Dakota.
Fuente: @50ShadesWorldcm, @ShadesUpdates, @PUNKD_Images
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